Los deberes que quedan por hacer en la educación en línea

El curso escolar 2020-2021 se presenta como el más atípico de los últimos años. Tras unos meses finales marcados por la incertidumbre y la aceleración para adaptar la virtualidad en las clases, con la consecuente dificultad para reducir la brecha digital, llegamos hasta un nuevo curso.

Todos los actores de la educación y la enseñanza: padres, profesores, asociaciones de alumnos, sindicatos… denuncian la incapacidad de las administraciones para activar fórmulas que permitan una vuelta al cole segura. Se detecta cierta falta de coordinación y mucha improvisación, pues todo el mundo apuesta por la educación presencial pero prácticamente nadie sabe todavía cómo actuar ante posibles focos de contagio que obliguen a cerrar los centros.

España es uno de los países de la OCDE que ha mantenido cerrados los centros educativos y de formación por más tiempo y en el informe “Education at a Glance. OECD Inditators 2020”, no sale muy bien parada la gestión de un tema tan crucial como es la educación.


¿Cómo debe mejorar el sistema educativo en España para afrontar con garantías esta materia en los próximos años?

Antes de la llegada del coronavirus, España ya se mostraba como un país un tanto raquítico en su inversión en educación. La media de la OCDE para esta partida es del 4,9% del PIB, pero España destinó únicamente el 4,3% en el año 2017.

Además, es importante insistir en el tema de la bajada de ratios, pues esto es lo que garantiza poder mantener la distancia de seguridad de 1 a 2 metros. La OCDE, en su informe, recomienda medidas para una vuelta al cole segura, pero algunas de ellas han brillado por su ausencia durante el verano y están tomándose de manera precipitada en las primeras semanas de septiembre.

Evaluar los riesgos laborales del profesorado, desarrollar protocolos claros de distancia social y seguridad sanitaria, realizar PCR al profesorado y los trabajadores del centro y asegurar una adecuada formación continua para los docentes.

Algunos representantes políticos, sabedores de su cierta inanición durante los meses de verano, han maquillado que la bajada de la ratio no es un problema tan grave porque después los alumnos se ven obligados a viajar varios en el mismo coche o juegan juntos en los parques.


Mejorar la educación no presencial y reducir la brecha digital

Otro aspecto interesante que la OCDE aconseja poner en marcha es mejorar la formación digital de los docentes y profesores. Antes de la pandemia, los profesores de todos los países analizados en el informe de la OCDE ya reconocieron la necesidad de mejorar sus competencias digitales. Ahora esto se hace más necesario que nunca.

El final del curso académico 2019-2020 estuvo marcado por la adaptación a la educación telemática. En estos meses de verano se debieron arbitrar fórmulas para mejorar esta vía educativa en casos de que la formación presencial se vea interrumpida en el futuro por un aumento masivo de casos.

No obstante, esta es una tarea que implica no solo a las administraciones, también a profesores y alumnos. En el caso de las administraciones, estas deben hacer todo lo posible para reducir la brecha digital, pero los docentes han de actualizar sus conocimientos y aptitudes.

Estudiar en Internet para muchos alumnos, especialmente para aquellos que ya quieren continuar con su formación más allá de lo establecido como obligatorio por la ley, es algo cada vez más viable gracias al crecimiento de internet. La educación online ha crecido mucho en los últimos años, ahora solo falta adaptar esas posibilidades para que lleguen a toda la población sin que nadie se quede en el camino.

La situación que está viviendo España se está repitiendo también en muchos países, aunque sorprende especialmente el caso hispano porque tradicionalmente se ha alabado mucho, especialmente desde este país, su apuesta por los servicios públicos, tanto en educación como especialmente en sanidad, donde ocurre una situación muy similar de desgaste de los profesionales.


Apostar por fórmulas educativas que se adopten mejor a las demandas del mercado

La pandemia, para muchos sistemas educativos, ha sido como la gota que colma el vaso. Esta situación ha afectado a la educación, pero también al empleo de los jóvenes. La OCDE lleva años advirtiendo de la necesidad de impulsar fórmulas educativas basadas en el aprendizaje basado en el trabajo y los vínculos con el sector privado en estudios que van más allá de la enseñanza obligatoria, especialmente los estudios en Formación Profesional.

Algunos países, como Alemania, son ejemplos recurrentes de esta fórmula, pero incluso en países que necesitan mejorar, como el caso de España, el último estudio de la OCDE indica que las personas que hicieron prácticas obligatorias profesionales en una empresa alcanzan una tasa de empleo 28 puntos porcentuales más alta que los alumnos que no tuvieron ninguna experiencia laboral mientras estudiaban.

El coronavirus ha trastocado por completo los entornos de aprendizaje, pero en realidad no ha hecho más que acelerar un proceso que ya se estaba dando, la progresiva digitalización de la enseñanza, que debe ser accesible a todos los alumnos por igual para reducir la brecha digital.

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